Los riesgos materiales en la empresa. La importancia de la correcta valoración de los mismos.

Buenas tardes, esta vez este escrito es más una reflexión propia que un artículo como tal. La dura realidad se empecina en cargarme de razones una y otra vez.

Voy a partir de un caso real y reciente, cualquier parecido con la realidad no es una coincidencia. También de una situación que se repite con frecuencia, con mucha, con demasiada frecuencia: Cliente Pyme, desde hace muchos años, al que intermediamos sus riesgos de Responsabilidad Civil y Colectivo de Convenio. Nunca nos permitió ofertar su póliza de Daños al estar intermediada por un amigo de toda la vida. Ni ofertar, ni verla, ni casi mencionarla... "para qué, sí digas lo que digas no la voy a cambiar..."

Bien, se han producido una serie de circunstancias, el agente amigo fallece de manera inesperada, nuestro cliente contrata a una empresa de "reducción de costes" para adecuar gastos fijos y esta empresa incluye los seguros como un contrato más (agua, luz, telefonía, etc).

Por supuesto no se le ocurre a nuestro buen cliente, al que tantas veces hemos solucionado problemas y algunos de cierta relevancia, contar con nosotros para realizar un estudio del sector y ver la mejor manera de colocar sus riesgos. Resultado, la compañía de reducción de costes, mero comisionista de distintas empresas, se lleva una copia de los contratos, los presenta a la aseguradora con la que tiene un acuerdo de colaboración y pide "fusíla esto".

Dicho y hecho, una reducción de costes en seguros del 30%, concretamente pasa de unos 10.000,00 euros en primas  a 7.000,00. Objetivo conseguido, prueba superada, cliente feliz.... (he de decir que nuestros contratos vencen a 31 de diciembre para hacerlos coincidir con el ejercicio y facilitar la regulación , por lo que nos afectará en esa fecha) hasta que hace un mes se produce un incendio en una nueva nave, de construcción reciente y muy básica, donde se almacenan herramientas, utillaje, consumibles y algunos vehículos industriales.


  • Nuestro buen cliente llama rápidamente a su nuevo intermediario que en el sumum de la profesionalidad,  le facilita un teléfono 902 para que informe a la aseguradora del siniestro, sobre esa póliza de daños que se acababa de celebrar hace unos meses
  • La aseguradora, diligentemente al tratarse de un siniestro de esa envergadura manda a un perito al día siguiente
  • Los daños se valoran en 175.000,00 euros entre todas las partidas
  • El informe pericial marca un elevado infraseguro en cada uno de los conceptos asegurados, fijándose un porcentaje medio del 35% de infraseguro y lanzando una propuesta de indemnización de 114.000,00 euros -en números redondos-, produciéndose una pérdida patrimonial  superior a 60.000,00 euros
  • La póliza de daños había pasado de costar 5.000,00 € a 3.500,00 €. El ahorro en coste de 1.500,00 euros se ha traducido en una cuantiosa pérdida, al no aprovechar para actualizar y adecuar capitales.

Ahora, nuestro buen cliente ha cancelado las anulaciones preventivas de su Responsabilidad Civil y Convenio y nos ha solicitado que le aconsejemos para que esto no vuelva a pasar jamás. Duro aprendizaje.

Si mi negocio es la fabricación de muebles  y he de renovar mi maquinaria ¿acudo a un profesional o a un chatarrero? Sin embargo para algo tan vital como garantizar la supervivencia de mi negocio en caso de que se produzca una situación accidental -siniestro- me pongo en manos del primero que pasa por la puerta con la promesa de fantásticos ahorros.... así nos va.

No dudo que la póliza inicial estuviera correctamente valorada, pero en el transcurso del tiempo las situaciones cambian, se modifican y necesitan actualizarse. Qué menos que realizar una correcta valoración de cada partida a asegurar para conseguir una propuesta de seguro correcta y coherente, ahora que me decido a cambiar.

Esto nos lleva al meollo de la cuestión: La valoración previa de los riesgos.

Una y otra vez, con el ejemplo anterior o con cualesquiera otros (por desgracia es una situación harto frecuente) nos encontramos con capitales incorrectos en un seguro, en un contrato firmado por ambas partes, asegurador y asegurado, enmarcado en una reglamentación concreta y completa. Nos encontramos con Contratos de Seguro inoperantes por no reflejar la realidad del negocio que se pretende asegurar.


  • La mayor parte de los problemas que surgen en la tramitación y finalización de un siniestro, parten de un contrato que recoge capitales mal valorados
  • Precisamente es en el momento del siniestro cuando se ponen de manifiesto los posibles infraseguros
  • La partida "seguros" de una empresa constituye una mínima parte de los gastos de la misma. El posible ahorro en la prima que genera una valoración por debajo de lo real es casi ridícula.
  • Por regla general, el dueño de una empresa o su Consejo de Administración no va a agradecer a su gerencia el ahorro de unos pocos euros, pero si va ha pedir de manera contundente explicaciones en caso de una gran pérdida patrimonial, incluso con reclamaciones civiles y penales.
  • Una valoración inicial previa y correcta, que forme parte del proceso de oferta y posterior solicitud de contrato, reduce al mínimo incidencias no deseadas. Esta valoración inicial debe acompañarse en el tiempo de actualizaciones y revisiones periódicas.
  • Esa correcta valoración y sus posteriores actualizaciones constituyen de por si prueba de la preexistencia de los bienes asegurados al producirse un siniestro.

Increíblemente, pocas empresas cuentan con sus propias gerencias de riesgo y aun menos encargan a profesionales esa gerencia. Sacan sus riesgos anualmente "a concurso" y ponen en manos de personas sin preparación técnica alguna (o escasa en el mejor de los casos) la supervivencia de su empresa. Compran su máquina en el chatarrero..... y son felices... ¡siempre que no se produzca un siniestro!

Como a pesar de mis años sigo manteniendo cierto grado de ingenuidad, no desespero y creo que esto alguna vez cambiará,  que las empresas se tomaran el tema de contratar sus seguros como algo tan importante y serio  como negociar un crédito, disponer de un buen sistema de gestión o realizar su contabilidad.

Y espero verlo algún día.



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